El plan del Gobierno para la desescalada incluye la reapertura de los mercadillos al aire libre en la fase 1, que comenzará el 11 de mayo en aquellas provincias que cumplan los requisitos de control sanitario frente al coronavirus.
Los ayuntamientos serán los encargados de autorizar estos mercados, que deberán aumentar su superficie o limitar su capacidad al 25 % de los puestos habituales para mantener la distancia de seguridad, un porcentaje que se irá ampliando a una tercera parte en la fase 2 y a la mitad en la 3.
El responsable de Mercados Agrarios de la organización COAG, Andoni García, expresa en declaraciones a Efeagro su desacuerdo con el planteamiento de la “desescalada en porcentajes” y considera que la reapertura obedece a la necesidad de restablecer los mercadillos, que “nunca se tenían que haber cerrado”.
Frente a las dudas surgidas acerca de su seguridad, García opina que se debían haber regulado los accesos para ofrecer garantías desde el principio de la crisis, ya que se trata de un canal básico para el abastecimiento de alimentos.
Bajo el actual estado de alarma, las comunidades autónomas y los consistorios han interpretado de forma desigual las restricciones dictadas por el Gobierno central, permitiendo en algunas ocasiones los mercados tradicionales y en lugares fijos.
García señala que unos 25.000 pequeños agricultores de COAG suelen vender sus productos en ese tipo de mercados y, entre los que más dependen de dicha venta, destaca los nuevos agricultores jóvenes y quienes se dedican a la agricultura ecológica.
Desde UPA aseguran que es posible garantizar las medidas de protección en los mercadillos de venta directa y advierten del riesgo de desaparición para muchos pequeños productores que han visto paralizado uno de sus pocos canales de comercialización en corto.
Fuentes de Cooperativas Agro-alimentarias de España ven positiva la reapertura de esos mercados de cercanía tras su cierre temporal, una situación que ha llevado a algunas empresas a poner en marcha la venta por internet, distribuyendo así “productos frescos que de otra forma se perderían y abasteciendo a los vecinos”.
La coordinadora técnica de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica, Helena Cifre, reconoce que muchos productores agroecológicos han tenido que impulsar nuevas estrategias como la venta a domicilio, aunque “no sea un modelo sostenible por la huella de carbono que dejan los desplazamientos”.
“Muchos consumidores hacen su compra semanal en mercados ecológicos y, sin esa posibilidad, no pueden acceder al tipo de alimentación que tienen”, apunta Cifre, que valora que el Gobierno haya escuchado las reclamaciones presentadas por “más de 700 entidades en ayuda del campesinado”.
El representante de la Unión Nacional de Empresas del Comercio Ambulante (Uneca), Carlos Martí, señala que el 93 % de los comerciantes ambulantes en España ha cesado su actividad estas últimas semanas, frente al 7 % que se ha mantenido con el comercio itinerante, menor que el de los mercadillos.
Por regla general, a mediados de marzo las comunidades autónomas suspendieron los mercadillos, aunque en algunos casos dejaron que siguiesen operando los de alimentación, como en el País Vasco, Navarra, zonas de la Comunidad Valenciana y Murcia, y alguna ciudad andaluza, según Martí.
Los comerciantes ambulantes rechazan el plan de transición como está planteado, porque supone “excluir” numerosos puestos y “elegir entre la gente que vende y la que no”, insiste su representante.
En Madrid, muchos afrontan serias dificultades económicas y se quejan de los pocos días que les han dado para organizar la reapertura.
“Muchos agricultores trabajan con nosotros y no han podido sacar su producto”, afirma la gerente de la Federación de Comerciantes Ambulantes de esa comunidad, Francisca Romero, que cifra en unos 1.700 los vendedores de alimentos que viven de los mercadillos.
Por parte de la Red de Ciudades por la Agroecología, que engloba a una veintena de municipios, su coordinador técnico, Daniel López, destaca que en este tiempo algunas localidades han apoyado a los productores en el reparto a domicilio y han establecido puntos de distribución para abastecer a familias de bajos ingresos.
“Los mercados no sedentarios son, junto con el pequeño comercio, la principal fuente de aprovisionamiento de alimentos frescos y no procesados, especialmente para los grupos sociales más vulnerables, porque los precios son más asequibles”, asegura López.
Además, defiende que los mercados locales al aire libre son “más sostenibles y seguros” que los espacios cerrados de la gran distribución.